Situadas al este del continente africano, las islas Seychelles posen el encanto de la naturaleza salvaje. Recorremos algunas de sus islas más sugerentes a bordo del Pegasus de Variety Cruises, un crucero con mucho encanto.
Guarida de comerciantes árabes y escondite de piratas, las Seychelles, al este de África, emergen a los ojos del visitante como la gran explosión de vegetación salvaje del Índico. Descritas frecuentemente como el Jardín Original del Edén por sus cocos de mar de palmeras de tallo masculino y fruto femenino, estos parajes, de playas blancas con murciélagos enormes, se muestran como un paraje indómito, de postal, un lugar en el que todos soñamos con visitar alguna vez.
Una buena opción para conocerlo a fondo es embarcarnos una semana en el “Pegasus” de la naviera Variety Cruises, un crucero renovado en el 2016 y con capacidad únicamente para 44 pasajeros distribuidos en 21 camarotes. Ya se sabe, viajar en crucero puede ser una experiencia de los más cool o, en cambio, de una cutrez absoluta, y en este caso el estilo y la clase están garantizados.

La aventura comienza al llegar a Mahé, la más grande de las 115 islas que componen el archipiélago. Antes de embarcarnos, conviene visitar los lugares más emblemáticos de Victoria, su capital. Destaca, en otros, el mercado, el templo hindú, la Catedral anglicana de St. Paul y la Torre del Reloj construida en 1903 en honor a la reina Victoria.
Aunque son independientes de Gran Bretaña desde 1976, aún quedan costumbres heredadas que se entremezclan con el sabor del estilo criollo, con sus gentes ataviadas de colores chillones y la mezcla de razas, árabes, indias, europeas y africanas en una población que alcanza los 95.000 habitantes. Resulta curioso recorrer sus casas de estilo colonial en madera y tonos pastel, que hoy conviven con las nuevas edificaciones criollas.
La primera parada es la Isla de St Anne, donde se pasa la noche.Este enclave, fue el primer Parque Nacional Marino del Océano Índico. Al día siguiente se parte rumbo a la Isla de Curieuse. Antaño esta isla fue una colonia de leprosos, pero hoy en día se ha convertido en el hogar de unas 300 Tortugas Gigantes de Aldabra. Nadie se va del lugar sin su correspondiente selfie, aunque hay que ser respetuosos con y no tocarlas demasiado.

Las playas de Curieuse son también un paraíso para diferentes especies de tortuga marina, fundamentalmente la tortuga laud que viene a desovar a esta isla, como lo hace también a la vecina isla de Cousin. Un sendero de 1,5 km bordea desde la playa hacia el norte hasta llegar a Anse Badamier donde se puede regresar al centro de investigación del proyecto de Conservación de las tortugas, próximo al punto de desembarque.
La vecina Isla de Cousin, siguiente parada, es un auténtico refugio para millones de aves. Es propiedad de la Royal Society for Nature Conservation, y está catalogada como reserva natural desde 1968. El toc-toc de las Seychelles, la tiñosa común, las fraterculas oscuras, los charranes rosados (uno de los símbolos de las Seychelles) y hollín, todas estas aves encuentran su paraíso en Cousin, que también es el refugio de guecos y de tortugas gigantes. Para preservar el delicado equilibrio de este patrimonio natural de excepción, las autoridades de las Seychelles limitan el acceso a la isla, accesible solo por las mañanas de lunes a viernes, a un número limitado de turistas, entre los que se encuentran los pasajeros del Pegasus.
A Praslín, hogar del papagayo negro, se llega en el tercer día de navegación. En esta isla destaca sobre todo la Reserva Natural del Valle de Mai, declarada Patrimonio de la Humanidad. El recorrido se realiza en una hora y es como un brote de explosión salvaje. La naturaleza almacena, en medio de un aroma agreste, árboles milenarios de formas perplejas. El sol apenas penetra en la maleza, por lo que las sombreas de la gigante selva impresionan nada más llegar al valle. En sus palmeras crece el coco-de-mer, un fruto poco común, con forma de pelvis femenina y sinónimo de las islas Seychelles. No en vano, su silueta es la que se estampa en el pasaporte nada más llegar al país.

En el mismo Praslín se ubica la playa de Anse Lazio, considerada como una de las más bonitas del mundo. Sus formaciones rocosas hacen que sea única y espectacular. Hay que recorrerla hasta llegar al final, donde se ubica la cala más bonita. Comienza con un amplio arenal que se estrechando hasta alcanzar una piscina natural perfecta para snorkel.
Al día siguiente tomamos tierra en la Isla de Aride, otra reserva natural que alberga gran cantidad de aves y en la que destacan sobretodo sus acantilados. Algunos de ellos llegan a los 150 metros de altura. Un sendero bordea la isla, que está totalmente deshabitada. En este paraje crece la gardenia de Wright, endémica de esta isla.
En el quinto día de navegación se llega a la Isla Felicite. Que se llame de esta manera ya augura un buen comienzo. Sus aguas son cristalinas y la naturaleza que la rodea todavía se conserva en estado puro. Muchas tortugas marinas merodean por la costa, por lo que hay muchas posibilidades de hacer snorkeling acompañado por ellas. La isla también es el enclave elegido por la cadena hotelera Six Senses para establecer su hotel. Se trata de un edén, un lugar de ensueño. Fue diseñado por el galardonado arquitecto Richard Hywel Evans del estudio RHE en Londres, creando un complejo de arquitectura contemporánea e interiores que se complementan con el ambiente y entorno de la isla, usando tanto para la construcción como para el mobiliario de la misma un uso controlado del color y del movimiento, de líneas sencillas y limpias, todo de acorde con la flora y fauna de colores vivos que caracteriza el lugar.

Las habitaciones, de casi 200 metros cuadrados, son increíbles. Todas tienen vistas al mar y una piscina privada, además de otros lujos al alcance de muy pocos. En cuanto al aspecto gastronómico, el resort cuenta con una selección de bares y restaurantes donde poder degustar los mejores productos locales provenientes de huertos ecológicos, de influencia africana, inglesa y francesa, todo en un ambiente relajado y distendido. En fin, estamos hablando del mejor hotel de las Seychelles.
El día antes de regresar a Victoria lo pasamos en La Digue. Aquí el tiempo parece haberse detenido. No circulan los coches, sólo bicicletas y algún que otro carrito de golf. Esta isla, está protegida por arrecifes de coral, y las masas de gigantescas rocas que bordean su costa. En este paraje se encuentra la playa de Anse Source d’Argent, que quizás sea la bonita del mundo. Atravesando una hacienda donde aún se cultiva la vainilla y se hornea el coco para convertirlo en copra y extraer su aceite, se llega a esta playa, en la que las rocas de granito caprichosamente pulidas parecen monolitos caídos de alguna secuencia de La Odisea del Espacio. Un sueño que es relativamente asequible (más de 4.000 españoles pisaron esa fantasía el pasado año); porque invadir la infinita pureza de las islas exteriores como el atolón Aldabra (el mayor del planeta, declarado también Patrimonio de la Humanidad) sigue siendo un sueño imposible de hacer realidad.

Más información
Variety Cruises: www.varietycruisesspain.com
Six Senses Zil Pasyon. www.sixsenses.com
Oficina de Turismo. www.seychelles.travel