Doha, una ciudad de arquitectura ondulante.

Texto y fotos: FÉLIX LORENZO

Mi primera visita a Doha fue en el año 2007 por casualidad. Una escala inesperada de mi vuelo me retuvo 24 horas, las cuales aproveché para visitar la ciudad. Ni en sueños podía imaginar el cambio que experimentaría la ciudad en estos años, durante los que he estado en innumerables ocasiones pero solamente en el aeropuerto internacional en escala (algunas bien largas).

Ahora la compañía aérea Qatar Airways dispone de un servicio que me parece de lo más atractivo: ofrece paradas de hasta cuatro días, sin cargo adicional, en todos sus vuelos con escala en Doha. Es más, se encarga incluso de organizar el alojamiento. Es un dos por uno, si se hace escala en Doha para viajar a Australia, Vietnam, Nepal, Japón y otros muchos destinos se puede programar el viaje para que la escala dure un par de días y descubrir todo lo que la ciudad nos ofrece, que no es poco

Dhow en el paseo marítimo.

Según me comenta Tiziana, mi guía, Catar cuenta con una población de 2.790.000 habitantes de los cuales solamente el 15% es local, descendientes de los beduinos, gente amable y hospitalaria. La primera fuente de negocio de Catar fueron las perlas, las cuales se obtenían mediante apnea buceando a grandes profundidades para capturar las ostras. Por supuesto el porcentaje de perlas obtenidas en relación con la captura era mínimo. Esta fue la principal fuente de ingresos hasta que Mikimoto obtuvo perlas cultivadas que se podían obtener por una cantidad muy inferior y esto acabó con el comercio.

Por otro lado, otro recurso natural explotado fue la obtención de un derivado del color púrpura, el maroon, mediante el proceso de machacar una concha marina denominada murex con el que comerciaban en Oriente. Este era un producto muy apreciado y de muy laboriosa obtención. Tan importante fue para su comercio y cultura que es el color principal de la bandera catarí, y también lo es de su compañía aérea nacional Qatar Airways. Este mismo color lo podemos ver en los uniformes, en los aviones y en la imagen corporativa de la compañía. Una curiosidad sobre su bandera: es la bandera más alargada del mundo, en sus proporciones, por lo que resulta muy reconocible.

Msheireb Downtown.

Edificios que son joyas arquitectónicas

En el museo Nacional se puede observar la evolución de la historia del país desde la captura de ostras hasta la actual obtención de petróleo y gas. La explotación del petróleo comenzó en la década de 1940 gracias a la acción de los geólogos ingleses que descubrieron en el país un terreno parecido al de otras regiones donde se extraía petróleo. En la actualidad es el gas natural el que ha posicionado al país como uno de los más ricos del mundo.

El Museo Nacional es obra del arquitecto Jean Nouvel y fue construido alrededor del palacio del jeque Abdullah Bin Jassim AlThani. El edificio del museo recrea las formaciones cristalinas minerales naturales conocidas como “rosas del desierto”.  La rosa del desierto es una estructura arquitectónica natural, creada a través de la interacción del viento, el mar y la arena durante milenios. Su diseño busca evocar el desierto y los orígenes nómadas de Catar. Se trata de un edificio de una gran belleza que causa impresión tanto por dentro como por fuera. Un lugar de visita obligada es la sala donde se aloja la tienda de regalos, construida en madera y que simula un cañón que ha sido formado por el paso del agua durante siglos.

Otro edificio notable es la Biblioteca Nacional (QNL) diseñada por Rem Koolhaas en 2018. Dispone de 45.000 metros cuadrados y el edificio está concebido como un monumento al arte de aprender. En su interior alberga la más alta tecnología que permite la entrega y devolución de libros automatizada. Es un espacio amplio con mucha luz natural y ambiente universitario. Como dato curioso el rey de Catar donó el ejemplar número un millón de la colección de la biblioteca, un ejemplar del Corán.

Cerca de aquí se encuentra la mezquita de Education City, ubicado en el interior del edificio Minaretein. Me comenta Tiiziana que la palabra ´minaretein´ significa ´gemelos´ ,haciendo alusión al binomio educación-religión, por eso este lugar es una mezquita dentro de un centro universitario. También en referencia a esa misma palabra la mezquita posee dos minaretes gemelos que apuntan hacia la Meca. El edificio descansa sobre cinco grandes columnas que representan los cinco pilares del Islam. El plano de construcción en espiral y las múltiples rutas que conectan la escuela con la mezquita sugieren que todo el conocimiento, en última instancia, se deriva de la fe. Diseñada por el arquitecto y calígrafo iraquí Taha al-Hiti, los minaretes presentan una caligrafía en vertical que se extiende hacia arriba, llevando la mirada de quien la observa hacia el cielo. En 2017, ganó el Premio de Arquitectura Estadounidense para Edificios Educativos, Arquitectura Cultural y Arquitectura Institucional. En 2016, fue nominada por el Royal Institute of British Architects (RIBA) para su premio internacional inaugural y en 2015, ganó el premio al Mejor Edificio Religioso en el Festival Mundial de Arquitectura (World Architecture Festival, WAF) de Singapur. Esto nos permite hacernos una idea de la importancia del edificio más allá del sentido religioso. Realmente es un edificio espectacular.

Como zona de innovación multiusos, Aspire Zone Foundation ofrece instalaciones y recintos deportivos de última generación. Aquí se encuentra el 3-2-1 Qatar Olympic and Sports Museum un elegante edificio de formas redondeadas que alberga el museo dedicado a los deportes olímpicos. Muy cerca de aquí están el Khalifa Stadium, el primer estadio de fútbol de Catar y el edificio de The Torch inaugurado en 2006 con motivo de los juegos olímpicos asiáticos. Representaba una antorcha con una enorme llama que salía de su interior imitando a la antorcha olímpica. Desde el año 2012 alberga un hotel con un excelente restaurante en su última planta que va girando lentamente 360º para poder disfrutar de una vista totalmente panorámica. Destaca de manera especial su piscina que sobresale del edificio y permite nadar suspendido en el vacío.

Guardia Real.

Al Shaqas es el centro ecuestre de excelencia para la cría del caballo en Doha, es miembro de Catar Foundation. El caballo es un animal sagrado en el Corán y de ahí su importancia. Este centro es lo más parecido a un spa para caballos: me muestran cómo trotan en cintas de correr o cómo los sumergen en largas piscinas para que realicen ejercicio. La hípica es un deporte muy popular para quien pueda permitírselo y los niños comienzan desde mu pequeños a practicarlo participando después en competiciones internacionales. Dentro de sus instalaciones nos encontramos con una construcción original típica del desierto, se trata de una fortaleza denominada Zubara.

Fusión de pasado y presente

Msheireb Downtown Doha forma parte de la ciudad antigua ahora restaurada y se trata del primer proyecto de regeneración sostenible de un centro urbano del mundo, por ello obtuvo un premio internacional galardonado con la máxima calidad en cuanto a sostenibilidad.

Este céntrico barrio constituye el corazón del distrito cultural de Doha junto al Amiri Diwan, el zoco Souq Waqif y el distrito financiero a través de Grand Hamad Street.

Los Msheireb Museums conmemoran la historia de Catar a través de cuatro casas del Patrimonio en el corazón de Msheireb Downtown Doha.

Tiendas de cetrería.

Pero sin duda uno de los mayores atractivos para los visitantes consiste en visitar Souq Wafiq donde se reúnen locales y turistas a disfrutar de su buen ambiente y compartir una shisha. Aquí se encuentra el zoco con su particular encanto y donde no deja de asombrar un hospital de halcones, lo cual nos permite hacernos una idea de la importancia de estas aves en el país catarí. A pocos metros se pueden comprar los halcones y toda la indumentaria necesaria para la práctica de la cetrería. Este es también el lugar para dejarse atraer por las tiendas de artesanía y poner en práctica nuestras dotes para el regateo. Un lugar a destacar es una tienda de venta de perlas propiedad de un antiguo buzo pescador de ostras.

Como contrapartida a la parte tradicional tenemos la visita a The Pearl-Qatar, o la perla de Catar, se trata de una isla artificial a la orilla del famoso distrito de West Bay de Doha, con puertos deportivos de estilo mediterráneo, edificios residenciales y chalets para la clase alta. Con la Perla de Catar, Doha presume de ser la ciudad con el paseo marítimo de lujo más largo del mundo. Destaca el tramo «La Croisette« que utiliza el mismo nombre que el paseo marítimo de Cannes. Es aquí donde se ubican las boutiques de alta gama, en su interior es muy popular una réplica del puente de Rialto de Venecia.

Y no podemos dejar de visitar 21 High Street, una avenida con tiendas de lujo entre las que se encuentran las Galerías Lafayette en el centro comercial Katara Plaza.

La tarde es una buena hora para descubrir el magnífico paseo marítimo donde podemos subir a bordo de los dhow, las embarcaciones árabes tradicionales que esperan pacientes a los visitantes que quieran disfrutar de un crucero de 45 minutos hasta la isla de Al Safliya. Resulta imponente la vista desde este lugar donde los rascacielos que compiten entre sí en modernidad no restan importancia a la parte más tradicional y juntos forman la imagen que todos buscan con sus cámaras, o más bien con sus Smartphone.

Centro ecuestre Al Shaqas

El mejor momento para disfrutar de estas vistas es el atardecer cuando los dhow regresan de sus excursiones y cruzan delante del skyline de la ciudad y también es el momento en el que la cálida luz del ocaso lo tiñe todo de una mezcla de color magenta, que me recuerda de nuevo al color maaron tan importante en Catar y su historia.

Experimentar el desierto

Dejamos para nuestra última jornada la escapada al desierto (Sealine) a 50 km de distancia de la capital, es uno de los pocos desiertos del mundo que llegan hasta el mar. Según nos vamos alejando de Doha el paisaje va adquiriendo un color monótono y sin edificios ni vegetación que nos muestran que realmente estamos en el desierto aunque aún nos falte para ver las dunas. Solamente se ven campamentos de enormes caravanas que me recuerdan a las de los antiguos feriantes que Vivian de forma ambulante y me explican que son utilizadas por sus propietarios durante los fines de semana durante los meses de invierno, como la segunda residencia de verano pero adaptadas al desierto.

Ahora ya se ven las refinerías a pleno rendimiento desde la carretera con sus esbeltas chimeneas arrojando fuego y nuestro conductor nos hace fijarnos en unas instalaciones lejanas que no llaman nuestra atención y nos explica que son baterías con sistemas antimisiles para proteger las instalaciones y las refinerías. Hay que estar prevenidos

Excursión al desierto.

Tras algo menos de una hora llegamos a nuestro destino, Khor al Adaid, un mar interior reconocido por la Unesco como Reserva Natural, y tras el ritual de sacar parte del aire de los neumáticos del todoterreno para asegurar un mejor agarre en la arena, partimos a surfear por las dunas. Resulta una experiencia muy divertida y nos permite comprobar la enorme destreza de estos conductores descendientes de beduinos que saben leer el desierto como nadie.

La excursión por las dunas termina en el punto donde estas se encuentran con el mar. Allí disponen de unas instalaciones donde refrescarse, disfrutar de una comida, un baño y un buen relax antes de tomar el viaje de regreso a Doha. Aquellos que quieran sumergirse todavía más en el estilo de vida catarí pueden pasar la noche en un hotel de estilo bereber con una jaimas totalmente equipadas para disfrutar de una inolvidable noche en el desierto.

Al Messila, a Luxury Collection Resort & Spa.

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